Hasta el 11 de octubre se puede ver la exposición "Entre líneas" de Antonio Pellicer que he tenido el gusto de comisariar, colaborando a su vez en el diseño del catálogo y escribiendo el texto del mismo: "El poligono sensorial"
El polígono sensorial
El artista camina por un sendero sinuoso donde la zona clara y la tupida se alternan en un singular viaje cargado siempre de incertidumbre, esa maravillosa inseguridad que es la vida. El artista se deja llevar pero al mismo tiempo lucha por representar su intenso mundo interior en una propuesta visible al exterior, siempre tan laboriosa y tan compleja. En su viaje, olvida y descubre, cambia y se regenera, ningún paso dado tiene vuelve atrás, el artista solo recorre un camino, el de ida. Antonio Pellicer camina por ese sendero en busca de “cuadrar” su mundo interior, de dar sentido a sus emociones, limitándolas por ese singular polígono, cuatro lados, quizá el paradigma más claro de la tranquilidad, de la seguridad, del sosiego, como lo que su pintura transmite. Esos pequeños marcos presentes en todas sus obras, se fusionan con sus vivencias, indescifrables estas y asentadas sobre unas runas que solo su mente reconoce, pero cargadas de mundo interior y emociones.
Hay que reconocerle a Antonio un gran valor, el de afrontar sin miedo una técnica tan compleja como el desnudo en la acuarela, pero él camina sin ese miedo, investiga, trabaja y nos presenta su muestra, nos presenta su interior, lo da todo, un salto cualitativo más en otro paso que ya no tiene retroceso.
En contraposición de la “lógica” como ciencia de lo cognitivo, en 1735 Baumgarten ya ahondó en el concepto de la "estética” como ciencia de los sentidos, en un ejercicio de lo sensorial por alcanzar lo bello. “Entre líneas” es una propuesta de Antonio Pellicer en la que se apela al sentido de lo visual, una representación del desnudo como belleza original y primigenia, donde se indaga a través de manchas y figuras, de color velado y pincelada suelta, en un trabajo que busca estabilizar su propio mundo interior, que busca encuadrar su representación, que aspira a conceder leyes de movimiento a su propia estética.
Santi García Cánovas, María José Caride, Antonio Pellicer, Gaby Guillén, Manuel Vacas y Domingo Martínez
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