El arte como espejo de la conciencia (Sep/25)

Manuel Vacas • 8 de septiembre de 2025

Proyecto realizado por Trazo6
Artistas: Manuel Vacas, Carlos Menéndez, Santi García Cánovas y María José Caride

El  proyecto se centra en la exposición artística "El arte como espejo de la conciencia", desarrollada por el colectivo Trazo6. Esta muestra conmemora nueve años de trayectoria dedicados a un arte comprometido, que busca activamente la reflexión y el diálogo sobre problemáticas sociales acuciantes. El objetivo fundamental del colectivo ha sido, y sigue siendo, despertar conciencias y fomentar un debate constructivo que impulse a una sociedad más justa y empática.
La exposición se articula en torno a cuatro composiciones pictóricas de gran formato, que funcionan como catalizadores de cuatro debates centrales en nuestra contemporaneidad: 

-La encrucijada de la mujer entre la maternidad y las exigencias sociales.
-El impacto del mal uso de la tecnología: violencia, abusos y salud mental.
-La deshumanización en los procesos migratorios. 
-La disonancia entre la identidad auténtica y la imagen pública.

La exposición no pretende posicionarse solo como un mero evento artístico, sino como una plataforma necesaria para el pensamiento crítico y la transformación social.


OBRAS

Obra 1: "Ovalium"

Autor: Manuel Vacas

Problemática que aborda: La presión social sobre la mujer

Técnica: Acrílico sobre lienzo

Medidas: 180x400 cm (5 piezas)


Ante nosotros se despliega Ovalium, un políptico monumental (180 x 400 cm) que se impone con fuerza visual y conceptual. El artista Manuel Vacas construye, en cinco lienzos, una alegoría sobre la condición femenina en la sociedad contemporánea: un diálogo tenso entre anhelo personal y exigencias del mundo moderno.

El intenso fondo rojo, característico en su obra, no es un mero telón: simboliza pasión, vida, urgencia y fuerza vital, cargando de significado la narrativa.

En el panel central destaca un huevo de oro de proporciones magnificadas. Más que título, Ovalium es declaración. El huevo, tratado como joya, trasciende lo biológico para erigirse en símbolo sagrado: óvulo, maternidad, potencial de vida. Su dorado resplandeciente lo convierte en tesoro preciado.

A sus lados, mujeres jóvenes en blanco y negro se aferran a cuerdas que parten del huevo. La monocromía universaliza su lucha y otorga a sus cuerpos una fuerza escultórica. Tensos y definidos por el esfuerzo, intentan avanzar, pero su progreso es lento: no portan el huevo, lo arrastran.

Aquí surge la dualidad central. La maternidad, ese huevo de oro, es a la vez tesoro y lastre. Las cuerdas son vínculo hermoso, pero también atadura.

Al fondo, un skyline urbano representa futuro, independencia y desarrollo profesional, pero distante.

Como afirma Vacas, la obra habla de obstáculos y sacrificios. Ovalium no critica la maternidad, sino que visibiliza la tensión entre anhelos vitales en un sistema que obliga a elegir.






Título: " Izan y Joel”

Autor: Carlos Menéndez

Problemática que aborda: La disonancia entre la identidad auténtica y la imagen pública

Técnica: Óleo sobre lienzo

Medidas: 81x100cm


En una sociedad saturada por la tiranía de la imagen, la marca personal y la persecución del éxito visible, la obra Izan y Joel de Carlos Menéndez surge como reflexión sobre identidad y autenticidad. Plantea la dualidad entre el “ropaje” que mostramos al mundo y la esencia vulnerable que yace debajo.

La composición presenta un primerísimo plano de dos puños cerrados. El hombre al que pertenecen aparece difuminado en segundo plano, anónimo. El foco no está en él, sino en su máscara, en la carta de presentación que exhibe. La imagen evoca arquetipos de fuerza: un boxeador listo para el combate o un pandillero obligado a proyectar invulnerabilidad. Los puños son coraza, símbolo de un rol social forjado por entorno o necesidad.

Pero en la piel que recubre esos nudillos late el verdadero corazón de la obra: los nombres “Izan” y “Joel”, tatuados en cada mano. No son emblemas de poder, sino el ancla a lo esencial: sus hijos. Los tatuajes se convierten en grieta de la armadura, revelando lo que no precisa filtros ni validación externa: el amor incondicional.

Menéndez plantea así una contradicción magistral: los puños, símbolos de dureza, son también lienzo de lo más íntimo y sagrado. La obra se erige como espejo: ¿qué máscara llevamos nosotros? ¿Qué nombres o verdades tatuaríamos en nuestros nudillos como recordatorio de nuestra autenticidad? Izan y Joel invita a buscar el espacio interior donde las apariencias caen y solo queda nuestra verdad.






Título"La Mirada Rota: Un Reflejo del Maltrato en la Era Digital"

Autor: Santi García Cánovas

Problemática que aborda: El mal uso de la tecnología y su incidencia en la violencia, abusos y salud mental

Técnica: Acrílico sobre lienzo

Medidas: 120x120


Un lienzo de 120 x 120 centímetros nos confronta con una única imagen: un ojo. No es cualquiera; es un universo de desolación. Su pupila dilatada nos sumerge en una geografía de tristeza. Cada pliegue del párpado, cada enrojecimiento, transmite sufrimiento y miedo, como el de un animal acorralado. Es la crónica visual de un espíritu maltratado que Santi García nos presenta.

El tamaño no es casual: el ojo ocupa todo el campo visual y, por extensión, toda nuestra conciencia. No podemos ser meros espectadores; somos testigos directos de la aflicción. La escala nos envuelve, haciéndonos partícipes de la inmensidad del dolor y de la claustrofobia de la víctima.

La clave interpretativa reside en un detalle aparentemente secundario: el reflejo en la córnea. Allí aparece la silueta de una figura amenazante. No es un espectro, sino una presencia real: alguien con un teléfono móvil. Su postura es de increpación, de humillación. El dispositivo se convierte en arma.

Con esta elección, el artista trasciende la representación tradicional del maltrato y la ancla en nuestra realidad hiperconectada. El abuso ya no es solo físico o privado: se ha virtualizado, se ha hecho viral. El ojo, “ventana del alma”, refleja ahora la fuente de tormento: un acosador que usa la tecnología para controlar y destruir.

La obra es manifiesto contra los peligros de una tecnología sin empatía. Habla de ciberacoso, humillación pública y cicatrices digitales imborrables. Nos interpela: ¿somos víctimas, agresores o cómplices silenciosos? La respuesta queda abierta, pero la advertencia es clara.





Título: Deshumanización"

Autor: María José Caride

Problemática que aborda: El abuso y la trata de seres humanos en los procesos migratorios

Técnica: Acrílico sobre lienzo

Medidas: 2 piezas de 100x75cm y 115x90cm


La obra Deshumanización de María José Caride se presenta con brutal honestidad, confrontando al espectador con las realidades de la inmigración y la erosión de la dignidad humana. A través de dos lienzos, la artista plantea un viaje desde un infierno conocido hacia otro inesperado, cuestionando la libertad y la promesa de un mundo mejor.

La primera pieza, Jugando en Sierra Leona, muestra a dos niños corriendo de espaldas. Su desnudez evoca pureza y conexión con una tierra hostil. El detalle devastador —la pierna amputada de uno— rompe la aparente inocencia. Es la cicatriz de la guerra y el abandono. Sin embargo, juegan: en ese gesto radica la resiliencia del espíritu infantil, capaz de hallar luz en la oscuridad.

El segundo acto, El sueño americano, representa la culminación del viaje y la aniquilación de la esperanza. Aquellos niños, o unos como ellos, han llegado al supuesto paraíso, pero su realidad es una celda. La reja que los separa simboliza un sistema que los criminaliza y despoja de humanidad. Aquí nos miran de frente, con inocencia persistente, incapaz aún de comprender la magnitud de la nueva trampa.

La paradoja es desgarradora: han escapado de la violencia física para caer en la violencia fría e institucional. La composición cuestiona sin concesiones. Deshumanización no alude solo a la guerra, sino al proceso burocrático que niega identidad y futuro. Caride nos deja una pregunta perturbadora: ¿valió la pena salir de un infierno para entrar en otro?